La saga Terrifier es, quizás, una de las más peculiares del género de terror. Lo que comenzó como un corto ultraviolento escrito y dirigido por Damien Leone en 2011, se ha convertido en una franquicia imperdible para conocer el slasher y el cine más sangriento y explícito. Pero mucho más, ha sido el de boca en boca, las recomendaciones y las redes sociales, lo que han transformado la historia de un payaso que comete los más brutales asesinatos, en un suceso. Algo más que obvio en Terrifier 3, más costosa, ambiciosa y, sin duda, mucho mejor que el resto de las anteriores. 

Eso, sin innovar demasiado. Si un elemento ha hecho famosa a la saga, es su capacidad para usar una historia sencilla para mostrar decapitaciones gráficas, vísceras que brillan sobre el suelo y sangre derramada. Todo en medio de un tono burlón y de una crueldad terrorífica que es, quizás, el punto que mejor utiliza el director y guionista a lo largo de la franquicia. La tercera película de la serie, no innova demasiado en cómo narrar su premisa, pero sí, utiliza sus giros más violentos para dar una nueva dimensión a lo que muestra.

De modo, que de nuevo, Art el Payaso (David Howard Thornton) vuelve a ser el centro de la trama. Solo que ahora en época navideña. Como si se tratara de un Papá Noel del infierno, el personaje aterroriza a sus víctimas con múltiples tipos de tortura sofisticada, filmadas ahora sí, con un presupuesto abultado. Lo cierto es que Terrifier 3 es más audaz y divertida que cualquiera de sus predecesoras. Pero al mismo tiempo, parece más consciente de lo que hace a la saga un éxito. A saber: no tomarse demasiado en serio, sino ser, simplemente, ser una especie de recorrido burlón y depravado a través de todo tipo de muertes sorprendentes.

Terrifier 3

Terrifier 3 lleva su fórmula del desalmado payaso asesino a un nuevo nivel. Más sangrienta, violenta y explícita que cualquiera de las anteriores películas es la saga, profundiza en su fórmula a través de largas secuencias de violencia salvaje que sorprenden. Pero también, es capaz de hacer reír con un negrísimo sentido del humor. Una combinación que logra mantener la mayoría de las veces y que la convierte en una cinta indispensable para los amantes del género slasher.

Puntuación: 4 de 5.

Caos, demencia y sangre a chorros

Terrifier 3 retoma los acontecimientos de la anterior película, para mostrar qué ha ocurrido con Sienna Shaw (Lauren LaVera), y su hermano Jonathan (Elliot Fullam), luego que salvaron la vida de manera milagrosa. Pero en el universo de la cinta, no hay demasiado espacio para la esperanza, por lo que Siena está sufriendo las consecuencias de haber sobrevivido a Art. Muy cerca de la locura, entre visiones y traumas, el personaje tiene como único objetivo dejar claro que Art, siempre regresará. Ya sea a través de lo que deja a su paso, como el horror que puede engendrar. 

Por lo que el regreso del asesino — escena gracias a la cual, Leone deja entrever que su personaje es la encarnación del mal — da paso con rapidez a la esencia de la cinta. Art, ahora con compañía y con un propósito salvaje — o algo parecido a eso — encarna una oleada de violencia que, pronto, se hace imparable.

Con mayor presupuesto y más tiempo para filmar, Damien Leone logró que incluso la película tenga algo parecido a una mitología para sostenerla. Torpe y primitiva, pero al menos, una expansión al universo que resulta bienvenida. No obstante, el argumento de inmediato, todo eso, en favor de la matanza. 

Ha nacido un nuevo ícono del terror

Por supuesto, el principal interés de Terrifier 3 es Art, el payaso. Si antes, el brutal asesino que lleva un disfraz de personaje de feria había resultado aterrador, ahora cobra una nueva capa de interés. Es una fuerza imparable de la naturaleza con un saco de supuestos objetos que va por el mundo arrancando cabezas, brazos y corazones de manera despreocupada. Si antes, Art era una especie de desordenada combinación del mítico Michael Myers con una versión burlona de Pennywise, ahora es una figura única. Tanto en maquillaje como en lo extremo de su actuación, el personaje es ahora más denso, satírico y terrorífico. 

Eso, gracias a que Leone, hace a su personaje divertido y terrorífico a la vez. También, se niega a profundizar en algo más que los crueles métodos de asesinatos de su personaje. Este nuevo ícono del terror está muy lejos de tener motivaciones filosóficas o traumáticas. Lo que hace que su incansable recorrido por matar con cuchillos, palas, metralletas, sierras eléctricas y un sinfín de materiales más, tenga un toque absurdo. No obstante, no por ello, la historia resulta menos atractiva e incluso humorística. 

La gran ventaja de Terrifier 3 es que disfruta de la crueldad, la locura y el caos. Por lo que, de los primeros espantosos asesinatos a la estela de cadáveres que Art deja a su paso, no se necesita mayor cosa para sostener su trama frenética. La saga — y en especial, su tercera película — no busca, ni necesita, darle mayor profundidad a su asesino. Mucho menos, brindar o explicar las razones por las que mata. De hecho, la cinta es salvaje, impredecible y mucho de lo divertida que resulta, es porque rompe las reglas del terror elevado o del slasher. Art, el payaso, mata porque quiere, puede y a cualquiera que se ponga a la distancia de su hacha, cuchillo o cualquier otro instrumento utilizado de manera diabólica.

Una saga que fue de menos a más

Uno de los puntos más interesantes de Terrifier 3, es que, a pesar de que la saga se hizo más popular, no hace concesiones para volverse más consumible. A al menos, disimular su brutalidad. De hecho, los primeros 15 minutos de la cinta son tan aterradores y depravados, que todo lo que ocurre después — que, de hecho, es casi idéntico en tono y ritmo — resulta, por comparación, más soportable. Pero en realidad se trata de la capacidad de Leone para convertir a su asesino en una figura que no se atiene a límite alguno. De matar a niños hasta convertirlos en una pulpa sangrienta sobre el suelo a los gritos de terror que se convierten en un raro añadido a la banda sonora. 

Terrifier 3 es la combinación de sus excesos. Algo que el director repasa con secuencias desvergonzadas, lúgubres y burlonas, que resultan repulsivas por su decidida intención de provocar asco. Un punto que logra la mayor parte de las veces y que transforma a la cinta, en una rara combinación de ultraviolencia y sátira. Lo que, al final, brinda a Terrifier 3 su aire ferozmente subversivo y, en particular, su estilo inconfundible. Para su secuencia de cierre, que anuncia, claro está secuela, algo queda claro. El mal de Art, el payaso, está a punto de expandirse. Y ahora sí, de una manera total. Buenas noticias para los amantes de la saga.