A falta de solo unas semanas para las elecciones en Estados Unidos, llega a los cines The Apprentice. La historia de Trump. Una película biopic en la que el director Ali Abassi (The Last of Us, Holy Spider) explora los años de ascenso de un joven Donald Trump que empezó a hacerse un nombre en las más altas esferas de Nueva York en los años 70. Para ello, convierte a Sebastian Stan (Capitán América: El Soldado de Invierno) en el que a la postre sería presidente de EE. UU. y a Jeremy Strong (Succession) en su abogado y mentor, Roy Cohn.
The Apprentice. La historia de Trump comienza presentando a Donald como el segundo hijo de una familia adinerada en Nueva York. A diferencia de su hermano mayor, este muchacho desborda ambición y quiere demostrar lo que vale. Para ello, se refugia bajo el ala de Roy Cohn, uno de los abogados más duros e influyentes del país. Ambos entablarán una buena amistad que le servirá a Trump para descubrir el mundo de la corrupción, los trapicheos legales y, poco a poco, ir escalando y construyendo su propio imperio empresarial.
The Apprentice. La historia de Trump
Sebastian Stan se mimetiza a la perfección con el expresidente de Estados Unidos y actual candidato a la reelección en una película que pretende retratar su pasado y diseccionar su controvertida personalidad. The Apprentice es un llamativo y muy entretenido biopic que, eso sí, podría haber optado por algo más de riesgo en su guion y dirección.
Radiografía de Donald Trump
La película es, ante todo, un biopic muy interesante que no tiene miedo a sumergirse en el lado más oscuro de su protagonista. A día de hoy, todo el mundo conoce a Donald Trump. Y lo primero que llama la atención es la brutal caracterización de Sebastian Stan, que hace un papel magnífico y certero copiando los gestos y manierismos del personaje real.
Pero la vida pasada del expresidente, sus primeros pasos hasta convertirse en un gran magnate, no son de un dominio tan público. Hay que señalar a este respecto que The Apprentice, que toma el título del programa que Trump presentó en la NBC del 2004 al 2015 y que le hizo una de las personas más famosas del país, está especialmente pensada para público estadounidense y para aquellos particularmente interesados en la nación norteamericana.
El baile de nombres y personalidades del mundo de la política o economía es constante. Fiestas, encuentros en bares, reuniones en oficinas... El desfile de personajes es constante. Esto no dificulta ni mucho menos la experiencia, pues no es necesario saber quiénes son exactamente. La cinta es lo suficientemente hábil como para dar la información necesaria sin sobresaturar. Pero es obvio que aquellos más versados en este mundillo disfrutan mucho más de The Apprentice.
Sea como sea, lo más interesante de la película es ver cómo todo ese submundo lleno de tramas criminales, cantidades obscenas de dinero y acuerdos reprobables fue poco a poco moldeando a Donald Trump. El papel de Strong como Roy Cohn es sensacional. The Apprentice se apoya enormemente en este personaje y su forma de mirar la vida por encima del hombro sin ningún tipo de moralidad. Sus escenas son siempre las que realzan la película.
El deseo constante de la cinta es el de trazar paralelismos con el actual candidato a la presidencia. Sus tres "grandes reglas", entre las que destaca "nunca admitir la derrota", son el perfecto ejemplo. The Apprentice va presentando con no demasiada sutileza las características que ahora pueden percibirse de la polémica personalidad de Trump. El filme le deconstruye y muestra con pelos y señales de dónde le viene todo eso.
Una historia con ritmo
Más allá del interés externo que genera su protagonista, The Apprentice es un biopic más que correcto. Sigue las normas clásicas del género y ofrece un mundo bastante rico "a la Succession" que explica cómo y por qué Trump avanzó como lo hizo. Los personajes que le rodean, desde el mencionado Cohn hasta la Ivana Trump de Maria Bakalova, complementan y potencian la historia de ese hombre que presume de haberse hecho a sí mismo, aunque la cinta demuestre lo contrario.
A nivel narrativo, The Apprentice mantiene siempre un ritmo bastante elevado y agradecido para evitar el aburrimiento o la pérdida de atención. Cada cierto tiempo llega alguna escena o algún diálogo con el que reconectar con el espectador. El eje vertebrador del conjunto, sobre todo en su magnífica primera hora, es la relación entre Trump y Cohn. La constante réplica entre uno y otro es los que mantiene siempre a buen nivel una película que, en cualquier caso, peca de ser demasiado conformista.
Falta de garra
Al terminar The Apprentice, da la sensación de haber visto una buena película pero que abría la puerta a hacer algo más arriesgado. El guion es correcto, pero un personaje como Donald Trump quizá requería una escritura más mordaz y eléctrica. El filme se dedica a lanzar varias pullas muy poco discretas pero en demasiadas ocasiones superficiales. Así, se queda en una suerte de Aaron Sorkin algo descafeinado.
Tampoco ayuda que la dirección y el estilo de Abbasi esté tan encorsetada. El director no se da a sí mismo la libertad de encontrar vías y recursos novedosos que apoyen lo que está contando. No hay una apuesta estilística demasiado fuerte más allá de la propia distinción setentera de su ambientación. A este respecto, The Apprentice también requería algo más de riesgo para pasar de ser una película correcta a ser una obra notable. En ningún caso es fallida, y cuenta con escenas brillantes. Pero se queda un escalón por debajo de ese nivel de excelencia que parecía intuirse en su premisa.