Todas las estrellas siguen un ciclo de vida a través del que nacen, envejecen y mueren. Esto último ocurre generalmente a través de una gran explosión, conocida como supernova. Por eso, es totalmente esperable que llegue un día en que nuestro Sol explotará. Al fin y al cabo, no deja de ser una estrella que sigue un ciclo de vida como todas las demás. Ahora bien, ¿cuándo ocurrirá eso exactamente y cómo afectará a nuestro planeta?

Muchos investigadores han intentado dar una respuesta aproximada. La última investigación al respecto se publicó el pasado mes de abril, de la mano de científicos de la NASA y la Universidad de Warwick. Según sus conclusiones, el Sol explotará dentro de unos 6.000 millones de años. Para entonces, la expansión previa de la estrella ya habría destruido nuestro planeta, así como algunos otros del sistema solar.

Aunque todo esto parezca una mala noticia, en realidad es buena. Como lógicamente ya intuíamos, el Sol explotará dentro de varios miles de millones de años. Para entonces, lo más probable es que hayamos sido los humanos los que hayamos acabado con la Tierra. No debería haber problema en ese sentido.

Así es el ciclo de vida de una estrella

Antes de estudiar la fecha en la que el Sol explotará, es importante conocer de forma más o menos general el ciclo de vida de una estrella.

El nacimiento se da cuando las partículas de polvo y gas de las nebulosas se van atrayendo entre sí por efecto de la gravedad hasta formar una gran masa conocida como protoestrella. La gravedad sigue haciendo su parte, provocando que esa masa se contraiga y su centro se caliente y aumente muchísimo su densidad y presión. Como consecuencia, los átomos que componen la materia se mueven muy rápido y chocan una y otra vez entre sí, dando lugar a una reacción de fusión nuclear que no debemos confundir con la fisión nuclear empleada en la bomba atómica o las centrales nucleares. 

La fusión nuclear es la reacción que mantiene encendida una estrella. Normalmente, ese choque se produce entre los núcleos de átomos de hidrógeno, que se fusionan para dar lugar al helio, ligeramente más pesado. Por lo tanto, podemos considerar que el hidrógeno es el combustible de la estrella. Una vez que comienza este proceso, a la estrella le quedarán muchísimos años por delante en los que va pasando por varias fases, dependiendo de su tamaño.

estrellas
NASA

Cuando se agota el combustible en el centro de la estrella, esta se vuelve a contraer, aumentando su temperatura. Gracias a eso puede empezar un nuevo choque de átomos, pero ya en una nueva capa en la que aún haya combustible. Este proceso hace que la estrella aumente su volumen y cambie su color. Cuanto más grande, más se enfrían las capas externas y emiten luz visible en un color determinado. Por ejemplo, las estrellas más frías son rojas, después van las amarillas y, para terminar, las más calientes, que son las azules y las verdosas.

El Sol actualmente es una gigante amarilla. A medida que se vaya agotando su combustible se irá expandiendo, aumentando su gravedad y atrayendo a objetos a su alrededor, cada vez más alejados. Por eso, se espera que poco antes de su explosión engulla a la Tierra. Es algo que en realidad se sabe desde hace mucho tiempo, pues se calculó para cuántos años le queda combustible. Pero los científicos de la Universidad de Warwick añadieron datos a esta historia. 

El Sol explotará, pero la Tierra ya no estará

Se espera que el Sol engulla a la Tierra en su paso a la fase de gigante roja. Después, para morir solo le quedaría llegar a convertirse en una enana blanca. Esa es la última fase en la que una estrella, ya con su combustible totalmente agotado, explota en forma de supernova. Si es muy masiva, en vez de una supernova se forma un agujero negro; pero, sea como sea, es el fin de la estrella.

planeta orbitando una enana blanca
Representación artística de un planeta junto a una enana blanca/ Universidad de Kansas

Por eso, para saber el periodo en el que el Sol explotará, estos científicos analizaron durante 17 años el brillo de tres enanas blancas de características similares a las del astro rey. Al observar cómo subía y bajaba el brillo, los científicos pudieron determinar cuándo pasaban los objetos frente a ellas y qué tipo de objetos eran. Esto podría extrapolarse al Sol para predecir la evolución a su alrededor. 

Se vio que el movimiento de los objetos alrededor de las enanas blancas era muy caótico. Por eso, se espera que la desaparición de otros planetas y satélites del sistema solar sea muy violenta, justo antes del momento en el que el Sol explotará. Pero, como ya hemos visto, para entonces no habrá Tierra. Demasiado cerca para sobrevivir tanto tiempo.