Se acerca el invierno. Parece que por fin las temperaturas empiezan a bajar y la lluvia hace acto de presencia. Aunque dicha  presencia ha sido demasiada en algunos casos en los que ha producido terribles inundaciones. La cuestión es que el frío y la humedad no solo han llegado a España. También están empezando a aumentar en países como Reino Unido, donde ya de por sí suelen ser mucho más habituales que aquí. El aumento de la humedad en las casas puede facilitar que aparezca moho en las paredes y que el ambiente se vuelva bastante insalubre. Por eso, se recomienda que los ingleses pongan un cuenco con sal junto a las ventanas. Supuestamente es una gran solución contra la humedad. ¿Pero funciona?

Bien, a grandes rasgos podemos decir que sí. El cloruro sódico, lo que conocemos como sal de mesa, es un compuesto higroscópico. Esto significa que puede absorber la humedad del ambiente. Sin embargo, no siempre es la mejor solución contra la humedad. A veces puede ser insuficiente.

De cualquier modo, puesto que sí que puede servir de algo, vamos a ver cuáles son los motivos por lo que le recomiendan este truco a los ingleses.

Sal como solución contra la humedad

Para comprender por qué la sal puede ser una solución contra la humedad debemos recordar un poco de química básica.

La molécula del agua (H2O) está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, unidos por un tipo de enlace conocido como covalente. Es una molécula polar, con un extremo positivo, determinado por los hidrógenos, y otro negativo en el lugar del oxígeno.

eslabón perdido
Molécula de agua

Por otro lado, la molécula de sal (NaCl) está compuesta por un átomo de sodio y otro de cloro. En su caso los átomos los une un enlace iónico. Este se forma cuando se unen dos iones, de carga negativa y positiva. En este caso, el ión sodio tiene carga positiva y el ión cloro, negativa. 

Por lo tanto, tenemos dos moléculas con extremos positivos y negativos que pueden actuar como imanes, atrayéndose entre sí. El enlace covalente es mucho más fuerte que el iónico. Por eso, cuando se produce dicha atracción, la molécula de de sal se rompe, dejando libre el ión sodio, que se une al oxígeno del agua, y el cloro, que se une a la parte de los hidrógenos. Siempre positivo con negativo. Dicha unión, con la rotura de la molécula de sal, provoca que esta se disuelva. Hasta que se disuelva por completo, puede estar atrayendo agua. Por eso es una buena solución contra la humedad.

No siempre es una buena medida

En realidad, para que la sal absorba la humedad, el aire a su alrededor debe estar muy saturado de esta. Si no, no llega a producirse la unión y la rotura de los enlaces. Se calcula que la humedad relativa debe ser de al menos un 75%. Normalmente, dentro de los hogares no suele ser tan alta. Ni siquiera en Reino Unido. Como mucho pueden alcanzarse esas cifras en baños y cocinas.

Por eso, una recomendación más útil es tener una buena ventilación o incluso el uso de aparatos de calefacción o aire acondicionado. Estos liberan aire seco, que desplaza al húmedo, de manera que es más difícil que se produzca condensación en los cristales.

Y es que ese es el principal inconveniente de la humedad. El vapor de agua que hay en el aire, al chocar con un cristal frío, se somete a un cambio de temperatura tan grande que cambia a estado líquido. Por eso se forman gotitas de condensación en las ventanas. También puede ocurrir en las paredes, facilitando la aparición de moho.

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La humedad en las paredes puede hacer que la vivienda sea muy insalubre. Crédito: Krakograff Texturas (Unsplash)

Es algo a lo que se debe prestar atención, pues las esporas y toxinas del moho pueden causar problemas de salud a quienes viven en estos hogares. En definitiva, el recipiente con sal junto a la ventana puede ser una buena medida si hay mucha humedad. Si no, quizás sea suficiente con ventilar y usar aparatos que resequen el ambiente. Por supuesto, si vives en una zona húmeda, prescinde de los humidificadores con difusores de aromas. Prueba con las velas mejor.