La relación entre humanos y robots está mediada, irremediablemente, por la conciencia de los primeros acerca de la artificialidad de los segundos. Así, la empatía no es un sentimiento frecuente cuando nos vinculamos con las máquinas. Eso ocurre, incluso, con los humanoides: ni siquiera el parecido visual ayuda a conseguir una cercanía mayor. ¿Deberíamos esforzarnos por mejorar nuestra relación con los autómatas? ¿Por qué nos convendría la complicidad?
Investigadoras del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) encararon un estudio interesante y singular, en el que exploraron cómo empatizar con las máquinas. Con ese propósito, realizaron pruebas en las que pusieron a los humanos a compartir experiencias emocionales con los autómatas. Por ejemplo, pidieron que se miren a los ojos y que se acompañen entre sí como en una salida al cine, disfrutando una película en compañía.
Según explican desde el IIT en un comunicado, los hallazgos de esta investigación allanan el camino para una mejor relación entre los humanos y los robots. En ese sentido, permiten comprender y diseñar las circunstancias óptimas para que ambos colaboren en un mismo entorno. El objetivo no es trivial, en un mundo en el que las entidades mecánicas ganan cada vez mayor protagonismo, conforme crecen sus habilidades.
“La intencionalidad es un factor crucial”, dice la investigadora que explora la relación entre humanos y robots
En diálogo con Hipertextual, la investigadora del IIT, Agnieszka Wykowska, comenta los detalles del estudio que lideró. Según cuenta, para las pruebas emplearon al robot iCub, que tiene un aspecto humanoide, aunque sus entrañas mecánicas están a la vista. Creado en la institución italiana en colaboración con otras universidades europeas, aquel autómata fue desarrollado bajo la filosofía de código abierto y, en ese sentido, fue pensado para como una pieza clave para las investigaciones del área.
Para mejorar la relación entre humanos y robots han planteado la importancia de que las partes participen en “experiencias emocionales comunes”. ¿Por qué esto es relevante?
Algunos participantes interactuaron con un robot que actuó de manera humana. Eso incluyó la manifestación de emociones mientras miraba una película. También, compartir miradas. Ese tipo de interacciones son parte de un estudio de 2022, en el que los autores demostraron que aumenta la intencionalidad que los participantes atribuyeron a iCub. Creemos que es la clave para el surgimiento de un sentido de agencia conjunta con el robot.
Explícanos qué es la agencia conjunta con los robots…
“Agente intencional” significa que lo considramos como alguien que está dotado de estados mentales, como deseos, metas, intenciones, creencias o sentimientos. Durante las películas, iCub tuvo comportamientos “como si” entendiera el contenido y “como si” tuviera reacciones emocionales. De esa forma creó la impresión de tener estados mentales. Por lo tanto, fue percibido como un agente intencional.
¿Qué variables te han llevado a explorar la relación entre humanos y robots, desde esta perspectiva? ¿Acaso la popularidad de sistemas de inteligencia artificial como ChatGPT y Gemini han sido una motivación?
Este trabajo se inspiró en la observación de que las personas parecen experimentar una agencia conjunta de forma bastante automática con otros humanos. Por contrapartida, parece ser menos automático cuando interactúan con máquinas. Esto nos llevó a preguntarnos cuál podría ser la diferencia entre humanos y robots. Y si la intencionalidad, que tendemos a asociar automáticamente con otros humanos, era el ingrediente clave. Aunque era una vía interesante, no nos centramos directamente en las interacciones entre humanos y los modelos inteligencia artificial, como ChatGPT.
¿Nos cuentas cómo diseñaron los experimentos para diferenciar entre la percepción del robot como un artefacto mecánico y la de un agente intencional?
Como he contado, algunos participantes fueron expuestos a una interacción similar a la humana con iCub, en la que también vieron películas juntos. En esa situación, el robot expresó emociones como las humanas, reaccionando a los videos. Esto aumentó la propensión a percibir a iCub como un agente intencional. Por otra parte, los participantes en la condición de "robot mecánico" no estuvieron expuestos a esas interacciones y, por lo tanto, lo percibieron como un artefacto más bien mecánico.
¿Cuáles son las implicaciones prácticas tras este examen de la relación entre humanos y robots?
Nuestras conclusiones sugieren que si uno quiere evocar una sensación de agencia conjunta —que es un mecanismo fundamental para una colaboración fluida y eficiente—, la intencionalidad percibida del robot probablemente sea un factor crucial. Por lo demás, especulamos que una apariencia humana de un sistema de IA incorporado, como un autómata de aspecto humanoide, puede facilitar la atribución de intencionalidad y el posterior surgimiento de una agencia conjunta con la máquina. Sin embargo, como en nuestro estudio sólo utilizamos el robot iCub y no otras máquinas, no podemos hacer ninguna afirmación al respecto.
Los próximos pasos en la investigación
Uma Navare es miembro del equipo que dirige Wykowska en el IIT. Ella estuvo a cargo de registrar las respuestas neuronales mediante electroencefalografía (EEG), para evaluar las variables en la relación entre humanos y robots. “En este estudio, las medidas de comportamiento muestran que los participantes experimentaron un sentido similar de agencia para sus propias acciones y las del robot solo cuando la máquina se presentó como intencional”, señala.
“Por otra parte, los resultados neuronales sugieren que estas diferencias a nivel de comportamiento surgen de cómo el cerebro procesa la información sensorial”, explica Navare y detalla: “En el experimento 1, en el que los participantes interactuaron con el robot aparentemente mecánico, las respuestas neuronales fueron mayores para los resultados que produjeron los propios participantes, en comparación con los resultados producidos por el robot. Por el contrario, en el experimento 2, cuando los participantes interactuaron con el robot aparentemente intencional, encontramos que las respuestas neuronales de los participantes a los resultados sensoriales producidos por ellos mismos y por el robot eran casi idénticas”.
Consultada acerca de los próximos pasos en el examen de la relación entre humanos y robots, la investigadora del IIT concluye: “En el futuro, planeamos examinar la relación entre la atribución de agencia intencional y la moral. Nos interesa abordar esta pregunta: ¿es posible que percibamos a los robots como moralmente responsables de los resultados de las acciones, incluso si no se los percibe como agentes intencionales?
El estudio fue publicado recientemente en la revista Science Robotics.