Todo el mundo conoce Nintendo. Esta empresa japonesa de entretenimiento cuenta con algunas de las franquicias más populares de la historia de los videojuegos. Exclusivas que se venden muy bien con títulos tan conocidos como Mario Kart, Animal Crossing, The Legend of Zelda o Super Mario Odissey. Además, Nintendo sigue fabricando su propia consola de videojuegos, la más vendida en Japón y que se vende muy bien en el resto del mundo sin entrar en la guerra de generaciones de Sony y Microsoft. Pero hubo un tiempo en que los negocios de Nintendo poco o nada tenían que ver con el videojuego. Más que nada porque todavía no se habían inventado.
Nintendo se inicia en el sector del videojuego en la década de los 70 del siglo pasado. Tal y como indica brevemente la página oficial del gigante japonés, en 1970 “se inicia la venta de la serie Beam Gun que utilizaba opto-electrónica. Se incorporaba, por primera vez en Japón, la electrónica a la industria del juguete”. El aparato en cuestión era el Magnavox Odyssey. Una consola de juego acompañada de una pistola de luz para usar en juegos como el antes mencionado. La propia Nintendo apunta que en 1973, “el sistema de disparo láser desarrollado por la compañía sustituye a los bolos como principal pasatiempo en Japón”.
Sin embargo, la historia de Nintendo empieza mucho tiempo atrás, en 1889. Ese año, Fusajiro Yamauchi empieza a fabricar naipes japoneses hanafuda en la ciudad japonesa de Kyoto. El nombre de la compañía fue inicialmente Yamauchi Nintendo. Y el éxito de estas cartas de juego artesanales pronto hizo que se fabricaran en masa con ayuda de varios empleados. Pero los negocios de Nintendo antes de la llegada de los videojuegos van más allá.
Nintendo, Disney y los naipes japoneses
En 1886, el gobierno Meiji de Japón legaliza el juego. O siendo más exactos, los juegos con apuestas. Fusajiro Yamauchi ve la oportunidad y pone en marcha un negocio de fabricación de naipes hanafuda, los habituales en aquel entonces en ese rincón del planeta. Y como ocurre habitualmente en este tipo de negocios, el sector de las apuestas y las partidas de cartas estaban en manos de la Yakuza. De ahí que los principales clientes de Nintendo pertenecieran a este gremio. Y hacia 1953, Nintendo era ya la principal empresa japonesa de producción de cartas y naipes de juego.
En 1956, los negocios de Nintendo están en manos de Hiroshi Yamauchi, tercer presidente de la compañía. Para ampliar el negocio, decide viajar a Estados Unidos. Y en su viaje llega a un acuerdo con Disney para incluir sus personajes en sus cartas de juego. Para entonces, Nintendo ya vende todo tipo de naipes e incluso libros explicando modalidades de juego. El crecimiento es tal que en 1963 cambia su nombre de entonces, Nintendo Playing Card Company, por Nintendo, a secas. Y amplía su catálogo de productos y servicios. En gran parte, gracias a la financiación obtenida tras cotizar en la segunda sección de la Bolsa de Osaka y en la Bolsa de Kyoto.
Como curiosidad, además de las cartas clásicas y las temáticas de Disney, Nintendo también tenía una línea de naipes con temática subida de tono. Incluso llegó a tener cartas de juego en las que aparecía imágenes Marilyn Monroe sacadas de Playboy. Y también llegó a vender cartas de menor calidad a las originales con otros nombres comerciales.
Los hoteles del amor
Hiroshi Yamauchi decidió ir más allá de los negocios de Nintendo enfocados en los naipes de juego y probó suerte en varios sectores. Uno de los más comprometidos fue el de los hoteles del amor, Love Hotels en inglés. Un eufemismo para nombrar a establecimientos en los que se alquilan habitaciones por horas. Un negocio lucrativo que sigue siendo relativamente popular en Japón y que utilizan parejas primerizas, amantes o profesionales de la prostitución, entre otros.
Sin entrar en detalles, Nintendo tuvo varios de estos hoteles en Kyoto. Es más. Las malas lenguas dicen que el propio Yamauchi, casado, era un habitual de algunos de estos lugares. Y que él y algunos de sus allegados frecuentaban estos locales sin pagar. Sea esto cierto o no, esta línea de negocio no llegó a dar sus frutos, pese al éxito de los hoteles del amor en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.
Su propia compañía de taxis
Otro de los negocios de Nintendo extraños para la imagen familiar que tiene esta empresa del entretenimiento es el de los taxis. Entre los muchos negocios con los que probó suerte Hiroshi Yamauchi desde 1960 encontramos una empresa de taxis llamada Daiya, diamante en castellano. En parte, tenía su razón de ser en relación al negocio antes mencionado de los hoteles por horas. Y ambos fracasaron.
Tal y como explica Mary Firestone en su libro Nintendo: Company and Its Founders, aunque la compañía de taxis empezó con buen pie en lo que a beneficios se refiere, duró poco. El motivo es que sus responsables pagaban muy poco a sus empleados. Hartos de este abuso, decidieron quejarse y exigir mejores condiciones laborales. La decisión de sus empleadores fue finiquitar la compañía.
Comida instantánea
Uno de los muchos productos que han llegado a dar la vuelta al mundo desde Japón es la comida instantánea. O más concretamente, las sopas y fideos instantáneos. Se trata de una manera económica, aunque no tan saludable, de matar el hambre sin necesidad de ensuciarnos las manos ni dedicar tiempo a cocinar. La comida en cuestión viene deshidratada y solo necesita agua hirviendo para estar lista para comer.
Entre los muchos negocios que puso en marcha Yamauchi destaca una empresa de comida rápida o instantánea que incluía sobre todo arroz, noodles y otros platos de consumo rápido que todos hemos visto en supermercados y en la ficción japonesa. Sin embargo, aquella porción de mercado ya estaba copada por empresas de renombre que llevaban años dedicadas a ese sector. Otro fracaso para la Nintendo que quería ser más que una fabricante de naipes.
Juguetes por piezas estilo LEGO
Nintendo nace como una empresa para adultos. Los juegos de cartas implicaban apostar. Y los posteriores negocios que intentó poner en marcha Yamauchi también iban enfocados al público adulto. La única excepción fueron los naipes con temática Disney. Así que, ¿por qué no dedicarse a fabricar juguetes? Bajo esta idea, los negocios de Nintendo se expandieron con distintas propuestas. Una de ellas se inspiró en la popular LEGO.
Bajo el nombre N&B Block, Nintendo empezó a vender kits de piezas que recordaban inevitablemente a los ya entonces conocidos LEGO. La única diferencia estaba en cambiar LEGO por Nintendo y en que las conexiones de las piezas eran semicírculos frente a los círculos completos de la compañía danesa. Algo que no nos extraña en la actualidad, ya que existen multitud de empresas que hacen lo mismo, pero desde China principalmente.
El parecido era tal, en las propias piezas e incluso en la publicidad del producto, que, inevitablemente, LEGO denunció a Nintendo por infringir sus patentes. Y aunque inexplicablemente ganó el juicio Nintendo, decidieron dejar de fabricar sus piezas de plástico.
Juegos de mesa a granel
Que una empresa de naipes venda videojuegos nos parecerá extraño. Pero se trata de dos sectores emparentados porque ambos satisfacen la necesidad de divertirnos. Lo mismo ocurre con los juegos de mesa. En la década de los 60, Nintendo quiso aprovechar el éxito de los juegos de mesa, muchos de ellos importados desde Estados Unidos.
Nintendo licenció varios juegos de mesa de MB (Milton Bradley) y Parker Brothers. También compró las licencias de personajes de Disney y de dibujos animados japoneses. Y de ahí, Nintendo empezó a fabricar juegos conocidos en Estados Unidos como el Twister y otros algo más originales como Ultra Hand. Su inventor fue Gunpei Yokoi, responsable de la máquina del amor y de la Game Boy, entre otros productos icónicos de Nintendo. Se trataba de un dispositivo plástico que permitía alargarse o acortarse. A un lado tenía dos mangos y al otro dos partes prensiles. Vendió más de un millón de unidades. Y fue uno de los primeros grandes éxitos entre los negocios de Nintendo fuera de los naipes.
La máquina del amor
¿A quién no le gustaría saber si su pareja es la ideal? La solución, probar con la máquina del amor o Love Tester. Nintendo creó su propia máquina del amor en 1969. Un juguete electrónico inspirado en el polígrafo o máquina de la verdad. Y que en realidad no hacía nada más allá de ser un divertimento como la Ouija, propiedad de Hasbro.
La máquina del amor ya existía, de mayor tamaño, en lugares públicos de Japón como boleras o bares de copas. Pero la versión de Nintendo estaba pensada para comprar y usar en casa. La máquina constaba de dos electrodos. Y el dial de la máquina se movía al hacer contacto. Para que esto ocurriera, dos personas debían tocar la máquina y darse de la mano. El mismo principio que popularizó la Ouija a principios del siglo XX. Una excusa para intimar.
Una ‘roomba’ con control remoto
A finales de 1970, Nintendo ya empezaba a ser la Nintendo que todos conocemos. Sus grandes éxitos en el sector de los juegos de mesa dieron el salto a la electrónica. Nintendo empieza fabricando sus primeras consolas domésticas en colaboración con Mitsubishi Electric. TV Game 15 y TV Game 6.
Así que familiarizada con la electrónica, Nintendo decide fabricar su propia aspiradora doméstica. Una suerte de ‘roomba’ con control remoto ideal para limpiar pequeñas superficies. Su nombre era Nintendo Chiritorie y era de pequeñas dimensiones, si bien su diseño hubiera funcionado bien en la actualidad. Por desgracia, la tecnología de la época no era como la actual. Ni sensores de movimiento, ni baterías de litio. En resumen, aspirar, aspiraba poco. Tampoco podía recorrer grandes distancias, ya que era muy lenta. Chiritorie también fue un invento de Gunpei Yokoi, el padre de la Game Boy y de Ultra Hand.