Este año, el casi centenario director Clint Eastwood estrenará la que, probablemente será, su última película. Jurado Nº 2 cuenta la historia de un hombre que debe decidir el destino de un connotado criminal. Eso, mientras se debate entre preocupaciones éticas y la presión, de ser parte del sistema judicial norteamericano. Mucho más, cuando comienza a comprender que su participación puede ser la diferencia entre la libertad, la vida y la muerte de figura criminal de considerable peso. 

Por supuesto, la cinta, con toda su carga emotiva y crítica al sistema legal estadounidense, es solo la más reciente muestra del compromiso de Eastwood con el mundo del cine. Con más treinta obras como realizador, su experiencia ha llevado a una serie de relatos pesimistas y profundamente humanos a la pantalla grande. Pero la andadura del artista, comenzó frente a las cámaras. Durante buena parte de la década de 1970 y 1980, Clint Eastwood fue reconocido como uno de los rostros más populares del cine de acción. Pero fue su faceta como cineasta, lo que le brindó un reconocimiento unánime, como también de la posibilidad de crear un particularísimo estilo de cine que marcó un antes y un después.

Claro está, no es el único actor que dio el salto para ocupar la silla de la dirección. Te dejamos cinco actores y actrices que se volvieron directores. De un intérprete que incluso creó uno de los festivales de cine más prestigiosos, hasta una realizadora que ocupa un lugar destacado en el cine de autor contemporáneo. Todo para reflexionar sobre la capacidad del séptimo arte para ser la oportunidad de grandes talentos de mostrar todo su brillo.

Robert Redford

En 1958 y luego de atravesar la trágica muerte de uno de sus hijos, el jovencísimo Robert Redford comenzó su tránsito en el mundo de la actuación. Y lo hizo, nada menos que en Broadway, en donde de inmediato llamó la atención de productores y directores Hollywoodenses. Dos años después, era una estrella en ascenso que había obtenido papeles relevantes en producciones como Perry Mason, Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. Finalmente, debutaría en la meca del cine con War Hunt, de Denis Sanders. Lo demás, es historia. 

Pero ha sido su carrera como director, la que demostró la capacidad y el talento del intérprete para un tipo de cine contemplativo y adulto. En 1980, debutó detrás de las cámaras con Gente como uno. Con un elenco de estrellas encabezado por Donald Sutherland y Mary Tyler Moore, se trataba de un drama profundo que exploraba las relaciones entre familias heridas por un evento trágico. Gracias a su trabajo, Redford recibió su primera nominación al Oscar, en el rubro de Mejor director. 

En 1988, volvió a la dirección con Un lugar llamado Milagro. Poco después, en 1992, lo haría con El río de la vida. Pero sería Quiz Show: el dilema, de 1994, la que se convertiría en un éxito inesperado. La cinta obtuvo dos nominaciones al Oscar — mejor película y director — y fue considerada una de las mejores películas de la década. 

Una obra para el futuro del cine

Pero más allá de su trabajo frente y detrás de las cámaras, Robert Redford logró un lugar destacado en la historia de Hollywood, al crear el Instituto Sundance en 1980. La fundación es a la vez un centro de enseñanza para aspirantes a la dirección y un festival de talentos emergentes. Lo que ha permitido, por más de cuarenta años, brindar la oportunidad a todo tipo de visiones sobre el cine. 

Ubicado en Utah, el Instituto Sundance ofrece una beca anual a jóvenes cineastas, que les permite no solo participar en las actividades académicas del campus. También, lograr los medios para sus primeros proyectos, que, eventualmente, forman parte del cartel del festival anual. 

Kenneth Branagh

El actor británico comenzó su trayecto en el cine con una obra destinada a pasar a la historia. En 1981, formó parte del elenco de la clásica Carros de fuego de Hugh Hudson, con un personaje sin nombre. Pero el anonimato no le impediría entrar por la puerta grande al mundo del cine. Siete años después, protagonizaría y dirigiría Henry V, la primera de las múltiples adaptaciones a la obra de Shakespeare que llevaría a la pantalla grande.

De hecho, buena parte de la carrera de Kenneth Branagh se ha caracterizado por dirigir y protagonizar — en ocasiones, ambas cosas en simultáneo — adaptaciones a obras de teatro clásicas. En 1993, se esforzó por adaptar Mucho ruido y pocas nueces, incluyendo a un elenco de actores de primera línea, entre los que destacaba Denzel Washington y Emma Thompson. Posteriormente, encabezó Otelo en el papel de Yago. 

Para 1994, el director demostró su capacidad para el terror en su versión de Frankenstein, en la que encarnó al desventurado Víctor. Dos años después, en 1996, llevaría su acariciado sueño de dar rostro al príncipe Hamlet, obra que también dirigió. En 2011 incluso participó en el Universo Cinematográfico de Marvel con Thor. En la actualidad y luego de la nominación al Oscar como mejor director con Belfast, trabaja en un universo compartido de las obras de Agatha Christie. La más reciente cinta del proyecto es Misterio en Venecia, que se considera una de sus películas más interesantes en el apartado visual y narrativo.

Danny DeVito

Mathilda

El comediante tiene una extraordinaria carrera tanto frente a las cámaras de ellas. A pesar de ser menos prolífico que otros artistas que cumplen ambos roles, lo cierto es que su filmografía es una de las más curiosas e interesantes del mundo del espectáculo. En especial, por lograr llevar al cine una serie de historias que combinan con inteligencia, un humor negrísimo y una visión particular sobre el mundo.

En 1987, dirigió Bota a mamá del tren, una comedia oscura inspirada en Extraños en un tren, de Alfred Hitchcock. Más tarde, en 1989, dirigió La guerra de los Roses, reuniendo a la mítica pareja de actores Michael Douglas y Kathleen Turner, en una sátira macabra sobre el desamor. 

Pero sería con Hoffa: un pulso al poder, estrenada en 1992, en la que encontraría relevancia en el mundo en el cine, además de aclamación casi unánime de la crítica. Posteriormente, en 1996, el director rodaría la obra que le catapultó a la cultura popular y por la que la mayoría de los amantes del cine le recuerdan. Matilda, basada en la obra del mismo nombre de Roald Dahl, se convirtió no solo en un éxito entre el público y la prensa especializada. A la vez, en un clásico generacional que todavía conmueve por su importancia. 

Greta Gerwig

En la actualidad, es una de las mujeres más importantes del mundo del espectáculo. Pero Greta Gerwig tuvo un comienzo discreto en LOL de Joe Swanberg, una cinta de bajo presupuesto del 2006. De hecho, tuvo que aguardar hasta el 2012, para lograr un papel relevante en Frances Ha, dirigida por su actual pareja, Noah Baumbach.

Pero es su interesante carrera como directora y también guionista, la que he valido un lugar entre las nuevas miradas más interesantes del mundo del cine. En 2008, hizo su debut como directora en compañía de Joe Swanberg en Nights and Weekends. Un interesante drama con tintes de comedia en el que explora en los momentos luminosos e incómodos de la relación de pareja. 

Sin embargo, fue en 2017 cuando logró mostrar a plenitud su visión con Lady Bird. Durante más de dos meses, la película tuvo una calificación perfecta en Rotten Tomatoes y demostró, la calidad de una historia de crecimiento de tono intimista y atemporal. En 2019, dirigió una nueva adaptación de Mujercitas, en la que brindó un renovado punto de vista sobre lo femenino y el talento. Finalmente, en 2023, llevó a la pantalla grande Barbie, que no solo se convirtió en una de las películas más taquilleras de la historia, sino un alegato a la identidad femenina.

Sofia Coppola

Una de las directoras más importantes de la actualidad, tuvo un comienzo accidentado en el mundo del cine. Luego de papeles pequeños en diferentes obras de su padre o parte de su círculo de colaboradores cercanos, interpretó a Mary Corleone en el Padrino III. Eso, sustituyendo a Winona Ryder, que abandonó el papel por motivos de salud. Pero ya fuera por inexperiencia o la presión de encarnar a un personaje de semejante peso en una saga histórica, resultó una experiencia fallida. Tanto como para sepultar por completo su incipiente carrera.

Pero Sofia Coppola, tenía otros planes y recuperada del sinsabor, comenzó su carrera como directora en 1998 con Lick the Star, un cortometraje de 14 minutos en blanco y negro. El año siguiente una de sus obras más conocidas. Las vírgenes suicidas, una historia de crecimiento trágica basada en la obra del mismo nombre de Jeffrey Eugenides, causó sensación por su estilo contemplativo y reflexión emocional.

En 2003, dirigiría una de sus obras más recordadas, Lost in Translation, un romance crepuscular protagonizado por Scarlett Johansson y Bill Murray. La película le valió una nominación al Oscar como mejor director y el triunfo en el rubro de mejor guion. En 2006, llegaría Marie Antoinette, basada en la vida de la reina del mismo nombre y finalmente, en 2023, Priscilla, considerada parte de lo mejor de su filmografía.