El remake de El cuervo, ha causado tanto expectativa como controversia. Dirigido por Rupert Sanders, se trata de una nueva versión que busca no solo ampliar el universo de la irregular serie de películas. También, darle un giro más contemporáneo que pueda permitir, como no, explotar la siempre intrigante historia del comiquero Eric Draven en la pantalla grande. Hasta ahora, todos los intentos por recuperar el estatus de culto de la primera cinta, han fracasado estrepitosamente. Por lo que se espera que con Bill Skarsgård — Pennywise de Eso — encabezando el elenco, haya una mejor oportunidad de hacerlo.
Pero mientras se demuestra la capacidad de Sanders para revivir una franquicia con todo tipo de problemas, el estreno de la nueva cinta tuvo un efecto curioso. No solo reavivó el interés en la cinta de 1994, convertida en obra célebre dentro del terror y la acción. A la vez, volver a explorar todo lo relacionado con la prematura muerte de su protagonista. Brandon Lee — hijo del mítico Bruce Lee — murió en pleno set de grabación, un año antes de que finalmente El cuervo llegara al público. Todo, en medio de un confuso incidente que implicó el mal de equipo dentro del rodaje. La muerte se convirtió parte de la accidentada historia alrededor de la película.
A la vez, en una reflexión acerca de los peligros que se atraviesan en el cine de acción. Todo, en medio de la polémica que levantó un incidente que despertó todo tipo de rumores y que, además, hizo mucho más complicada la distribución y comercialización de El cuervo. Cuando, finalmente, la cinta llegó a las diferentes carteleras del mundo, le precedía el funesto incidente. Lo que ocasionó su fracaso en taquilla y que cualquier proyecto acerca de explorar en el universo, debiera superar la resistencia de la industria para evitar verse envuelto en un incidente semejante.
Una historia complicada para ‘El cuervo’
A mediados de la década de 1990, el director Alex Proyas se embarcó en un proyecto que le llevaría a lograr la adaptación de un cómic clásico. Se trataba de El cuervo de James O'Barr, la historieta con el curioso honor de ser la más vendida del mundo del cómic independiente. Publicada en 1989 y con apenas cuatro volúmenes, relata la historia de Eric Draven, un hombre asesinado junto con su prometida y que regresa de la muerte para buscar venganza.
Con guion de David J. Schow y John Shirley, la historia se abrió paso en el cine como una pequeña curiosidad gótica. Mucho más, cuando Proyas logró contratar para el papel principal a Brandon Lee, hijo mayor del actor y artista marcial Bruce Lee. Por entonces, el actor había seguido los pasos de su reconocido progenitor con una carrera basada esencialmente en papeles de acción. En todos había destacado por su capacidad para la lucha sincronizada y además, sus conocimientos profundos de diversas artes marciales.
Pero Alex Proyas necesitaba un actor. El Eric Draven del cómic, era una criatura atormentada por un amor trágico, pero también, con una dimensión oscura y brutal. Lo que convertía al personaje en un enigma. Podía ser tanto un héroe romántico como un antihéroe de acción al uso. El realizador quería unir ambas cosas en una idea sobrenatural, que además pudiera brindar a su siniestro personaje, toda la capacidad de cautivar y resultar por momentos espeluznante.
Brandon Lee, con deseos de triunfar
Brandon Lee se embarcó en la tarea con tanta rigurosidad que los primeros rumores de la película, destacaban su dedicación y entrega al papel. También, que Proyas, a pesar del reducido presupuesto de la película, dedicó tiempo y esfuerzo a crear un mundo que funcionaba tanto a nivel visual, como en el interpretativo. Para el director, la comunicación con su actor era primordial. Después diría en entrevistas, que Brandon Lee estaba decidido no solo a crear un papel por encima de la media de las películas de acción.
Para director y actor, era de considerable interés, usar los recursos de fantasía oscura y gótica del cómic original, para explorar en algo más sustancioso que una historia de venganza. Alex Proyas investigó lo suficiente para imaginar la forma en que Eric Draven podía evolucionar. Mucho más, la manera en que la cinta podía conducir a toda una nueva saga basada en un personaje con mucho que dar. Algo que pareció confirmarse durante los primeros meses de filmación y con las tomas que pudieron conservarse de Brandon Lee antes de su muerte.
Una tragedia que conmocionó a Hollywood
El 31 de marzo de 1993 y mientras filmaba una escena especialmente complicada, que involucraba el uso de varias armas a la vez. Según All That’s Interesting, cada aspecto de la secuencia había sido comprobada con las medidas de seguridad básicas. Solo que, para la ocasión, varias circunstancias se mezclaron entre sí para provocar el fatal accidente.
Por un lado, las órdenes de su coprotagonista, Michael Massee, era tomar un arma y disparar tres balas fogueo. Al momento que eso ocurría, Brandon Lee debía activar las “bombetas”, pequeños mecanismos de estallido limitado en la zona en que supuestamente recibiría la herida. Eso, permitía mostrar los daños físicos de un arma sobre el cuerpo de personajes. Lee ya había utilizado dispositivos parecidos en anteriores películas, por lo que el fallo que ocasionó a su muerte, no fue debido a su impericia.
Por otro lado, el arma que sostenía Massee, solo contenía balas de utilería y balines de plástico. Pero el día del incidente, también había en el tambor, una bala falsa de otra escena, que jamás se descargó. La combinación de la presión de aire de la herramienta, sumada a la bala falsa (sin carga de pólvora) pero de metal y el dispositivo de Lee, le provocaron una herida profunda que cortó de tajo dos arterias abdominales.
Una muerte que suscitó rumores y polémicas
De inmediato, el productor de la película, Bob Rosen, llevó al actor al New Hanover Regional Medical Center en Wilmington, Carolina del Norte. Lo siguiente, fue una lucha por la vida de Brandon Lee, que fue intervenido durante seis horas. Pero el equipo médico no pudo hacer nada contra la lesión que los expertos describieron como “del tamaño de una bala de plata”. El disparo le produjo importantes lesiones intestinales y vasculares, además de extenderse hasta su columna vertebral. Brandon Lee murió el mismo día.
De inmediato, corrieron rumores acerca de la muerte del actor. En especial comparando la tragedia a la ocurrida con su padre. Por años, se creyó erróneamente que la celebridad de las artes marciales, había muerto debido a una herida en el set de filmación de Juego con la muerte, su cinta inacabada. No obstante, el actor murió a causa de un edema cerebral del que jamás despertó.
Claro está, la polémica alcanzó la producción de El cuervo, que se detuvo durante meses. Aunque había material suficiente para tres cuartas partes de la cinta, todavía faltaba algunas tomas de considerable interés. Entre ellas, la conclusión de la cinta. En medio de la controversia de la conveniencia ética de continuar la película en semejantes condiciones, Alex Proyas decidió continuar, con un doble de cuerpo, uso de una torpe tecnología digital y cortes de edición. Insistió en que era un homenaje para Brandon Lee, que hasta el último día, había sido el principal apasionado del proyecto.
El día después de un incidente mortal
A pesar de los esfuerzos por publicitar la cinta, resultó un desastre taquillero. Mucho más, cuando se consideró que a pesar de todo lo hecho por Proyas y su equipo, había mucho de incompleto en la versión que llegó a los cines. Censurada en algunas escenas y con una historia que tendía a la revisión de su propio mito, El cuervo rindió homenaje a Brandon Lee pero de forma más bien tibia. El largometraje se volvió de culto y también, una de las más singulares leyendas de la crónica negra de Hollywood.
Finalmente, en el 2012 y junto con la edición en DVD de la película, una versión más larga, completa y sin duda violenta vio la luz. Lo que demostró no solo el talento de Brandon Lee para la acción — eso, por descontado — sino también, para dar vida a un personaje atormentado. La esencia de lo que Rupert Sanders trata de recuperar para el remake pronto a estrenarse.