Para dominar el mundo hay que entender el lenguaje de quienes se creen que lo dominan. Por eso, los gatos tienen una gran capacidad para aprender palabras humanas. Vale, puede que ese no sea el motivo. Pero la realidad es que sí, se ha demostrado que los gatos pueden aprender nuestro vocabulario y que puede que lo hagan más rápido que los bebés humanos.

Esta es la conclusión de un estudio publicado recientemente en Scientific Reports por un equipo de científicos japoneses. Decidieron poner en marcha su investigación tras ponerse al día con otros estudios anteriores. La ciencia ya ha demostrado que los gatos pueden reconocer su propio nombre y también el de sus amigos humanos y otros animales de su entorno. Además, tienen muy buen instinto sobre qué personas son de fiar y cuáles no.

Todo esto tiene mucho sentido, ya que el gato con el que convivimos actualmente es una especie que ha evolucionado a medida que se ha domesticado. Su hábitat son nuestros hogares. Por eso suele decirse que los gatos no deben estar sueltos en la calle. En ese caso se convierten en especies invasoras. Pero, dejando eso a un lado, si los gatos han evolucionado para vivir con nosotros, es normal que deban entendernos y aprender nuestras palabras. Ahora bien, ¿hasta qué punto lo hacen? Eso es lo que estos científicos querían estudiar.

Gatos vs bebés

Para la realización de este estudio se contó con la participación de 31 gatos adultos a los que se hicieron unas pruebas realizadas tradicionalmente para evaluar la capacidad de aprender palabras de los bebés. 

El experimento era muy sencillo. Los animales debían ver unas imágenes animadas en las que se mostraba una escena concreta a la vez que la voz de su cuidador mencionaba una palabra inventada para describirla. Por ejemplo, la imagen de un unicornio que crecía y se encogía se bautizó como keraru, mientras que un sol con una cara roja que se expande y se encoge se describió con el nombre de parumo. Después se sometieron a un descanso y se repitió el experimento, pero esta vez cambiando los nombres de algunas imágenes. Cuando esto pasaba, los gatos mostraban perplejidad. Se dilataban sus pupilas y miraban la pantalla durante más tiempo, como extrañados.

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Los gatos necesitaron solo 9 segundos de observación. Crédito: Riis Riis (Unsplash)

Con los bebés pasa lo mismo, pero necesitaron 20 segundos de adaptación para lograrlo, mientras que a los gatos les bastó con 9 segundos para aprender las palabras.

¿Significa que los gatos pueden aprender palabras mejor que los bebés?

Es importante dejar claro que el estudio con bebés se llevó a cabo en la década de 1990, con un diseño diferente. Por ejemplo, la voz que pronunciaba las palabras era la de un desconocido. Además, a los bebés se les mostraron palabras de una sílaba, con un tono variable, mientras que los gatos escucharon palabras de tres sílabas con un tono exagerado, con mucho énfasis.

Por lo tanto, no se puede asegurar tajantemente que los gatos sean capaces de aprender palabras con más facilidad que los bebés humanos. Habría que hacer la comparación con un diseño experimental idéntico.

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Los gatos ni siquiera necesitan una recompensa para aprender palabras. Crédito: Paul Hanaoka (Unsplash)

Lo que sí parece claro es que, mejor o peor que los bebés, los gatos pueden aprender palabras sin un entrenamiento. No se les dio ningún tipo de recompensa, simplemente se les mostró el emparejamiento de escenas y palabras. Ellos podrían hacerlo inconscientemente, mientras nos escuchan. Por ejemplo, si siempre que saltan sobre el sofá oyen esa palabra, sabrán perfectamente lo que es el sofá. 

En definitiva, cuando veas que tu gato te ignora, ten por seguro que lo hace deliberadamente. No solo te escucha, sino que sabe muy bien lo que estás diciendo. No lo subestimes.