La menstruación afecta a aproximadamente la mitad de la población mundial, durante más o menos la mitad de sus vidas. Sin embargo, para sorpresa de nadie, sigue siendo un fenómeno muy poco estudiado. Hace años que se sabe que los cambios en los niveles de hormonas sexuales afectan al cerebro. Se han detectado cambios cerebrales en momentos con una gran influencia hormonal, como la pubertad o el consumo de anticonceptivos. Por eso, está claro que debe haber un efecto de la menstruación en el cerebro. El problema es que hasta hace poco nadie se había parado a analizarlo.

Muchas personas experimentan problemas de salud mental durante la menstruación, o en los días previos. Suele considerarse un síntoma del síndrome premenstrual y, como a todo lo relacionado con la regla, no se le da mucha importancia. Simplemente, estás sensiblona porque tienes la regla. La cuestión es que hay casos en los que esos síntomas son muy graves. Puede incluso ser necesario pautar antidepresivos y, por supuesto, contar con ayuda psicológica. ¿Por qué ocurre? Se tiene una idea aproximada, pero sin conocer los cambios que produce la menstruación en el cerebro es muy difícil tenerlo claro.

Por eso, un equipo de investigadoras de la Universidad de California Santa Bárbara ha llevado a cabo un estudio en el que se analiza, mediante resonancia magnética, el cerebro de un grupo de 30 mujeres en distintas fases de su ciclo menstrual. Los resultados son muy claros: sí que hay una influencia a la que nunca hemos prestado atención.

Las hormonas que vienen y van

Durante el ciclo menstrual hay principalmente cuatro hormonas cuyos niveles van subiendo o bajando para dar paso a las nuevas fases del mismo. Estas son los estrógenos, la progesterona, la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). 

En cuanto a las fases, la ovulación es esa en la que un ovocito suficientemente maduro para ser fecundado sale del ovario y desciende a las trompas de Falopio, donde queda a la espera de que llegue un espermatozoide. En esa fase, la progesterona, hasta entonces a sus niveles más bajos, empieza a ascender, mientras que los estrógenos, que acaban de pasar por un pico, descienden un poco, pero siguen elevados. Por su lado, la FSH y la LH alcanzan un pico que ayuda a que el ovocito siga madurando. En esta fase, la capa que recubre el útero, llamada endometrio, empieza a engrosarse por si fuese necesario albergar un embrión. 

ciclo menstrual
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A continuación viene la fase lútea en la que la progesterona sigue aumentando hasta alcanzar su pico. Mientras esto ocurre, los estrógenos se mantienen bastante altos. Por su parte, la FSH y la LH comienzan a descender. La bolsita o cáscara del ovario de la que se liberó el ovocito, llamada folículo, se degenera y forma algo conocido como cuerpo lúteo. No ha habido fecundación y el cuerpo ya se prepara para la menstruación. Todas las hormonas empiezan a bajar.

La menstruación se desencadena cuando todas las hormonas del ciclo alcanzan su mínimo. El endometrio ya no será necesario, así que se descama, dando lugar al típico sangrado menstrual. Aquí comienza un nuevo ciclo, pues poco después los estrógenos comienzan a ascender durante la fase folicular, hasta alcanzar ese pico tras el que se produce la ovulación.

No se trata solo de la menstruación en el cerebro: todo el ciclo interviene

Las 30 mujeres que participaron en este estudio se sometieron a una resonancia magnética cerebral durante la menstruación, la ovulación o la fase lútea. Pero no solo se analizó su cerebro. También se le midieron los niveles de cada una de las hormonas antes mencionadas.

Así, se vio que los distintos cambios hormonales provocan modificaciones en los volúmenes de materia gris y blanca, así como en el del líquido cefalorraquídeo, que actúa como amortiguador, protegiendo al cerebro de posibles golpes.

Alzheimer
La materia gris, la materia blanca y el líquido cefalorraquídeo se ven afectados por el ciclo menstrual.

Concretamente, se observó que, después de la ovulación, hubo cambios en la materia blanca. Estos indican una transferencia más rápida de información entre neuronas y, además, se asocian con el aumento de los niveles de estrógenos y LH. En cambio, cuando aumenta la FSH, es la materia gris la que se engrosa. Después de la ovulación, la progesterona provoca una disminución de volumen de líquido cefalorraquídeo. 

Por lo tanto, como ya hemos visto, no solo hay cambios por la menstruación en el cerebro. Es todo el ciclo menstrual el que, con las fluctuaciones de hormonas, provoca esas modificaciones cerebrales.

migraña por menstruación
A partir de ahora se debe seguir investigando en la misma línea. Crédito: Karolina Grabowska (Pexels)

¿Cómo influye la menstruación en el cerebro?

Ya hemos visto los cambios que se producen en el cerebro durante el ciclo menstrual. ¿Pero cómo influyen esos cambios en la capacidad cognitiva o la salud mental y física de las personas que menstrúan? Esto sí que sigue siendo un misterio. No obstante, al menos se ha dado un paso adelante. Por fin se ha demostrado que hay cambios más que tangibles. Esos cambios deben significar algo y es necesario estudiarlo, porque la mitad de la población puede estar expuesta a problemas de salud mental o a etapas en las que sus habilidades cognitivas se resientan simplemente porque nadie se ha parado a estudiarlo. ¿Estaríamos así si fuese la otra mitad de la población la que lo sufre? Cada cual que considere cuál es su respuesta.