El director californiano Tim Burton tiene un estilo muy reconocible, basado en un surrealismo gótico y un diseño artístico y de producción de lo más particulares, y con estupendas aportaciones como Batman (1989), Eduardo Manostijeras (1990), Sleepy Hollow (1999) o Big Fish (2003). Ya se apreciaba en cortos como Vincent (1982) o Frankenweenie (1984), pero no en su primer largometraje porque fue un encargo para mayor gloria del cómico Paul Reubens: La gran aventura de Pee-wee (1985). Y la película que asentó ese estilo fue, sin lugar a dudas, Beetlejuice (1988), uno de cuyos guionistas era, según Stephen King, “el escritor más refinado de Estados Unidos”.
Se trata de su compatriota Michael McDowell (1950-1999), cuya carrera como novelista comenzó con The Amulet (1979) y tuvo su continuidad en Cold Moon Over Babylon, Gilded Needles (1980), The Elementals (1981), Katie (1982), los seis libros de la saga Blackwater (1983), Toplin (1985) o las tres entregas de Jack and Susan (1985-1987). Por sus novelas góticas ambientadas en el sur profundo, Stephen King lo veía como un autor “fascinante, aterrador y absolutamente genial”. Y no debe extrañarle a uno que su obra inacabada Candles Burning (2006) la concluyese la también novelista Tabitha King, esposa del literato de Maine.
Ni que la primera incursión de Michael McDowell en el cine como guionista fuese para el filme episódico Stephen King’s Golden Tales (1985), con el fragmento “The Word Processor of the Gods”, dirigido por Michael Gornick. Más tarde se encargó de los episodios “The Jar” (1x19) de Alfred Hitchcock presenta (1985-1989) y “Miscalculation” (2x02) de Cuentos asombrosos (Steven Spielberg, Joshua Brand y John Falsey, 1985-1987). Luego llegaron Beetlejuice, once capítulos de Cuentos desde la oscuridad (1983-1988), el titulado “Lover Come Hack to Me” (1x05) de Historias de la cripta (Steven Dodd, 1989-1996) y un par de Monsters (Richard P. Rubinstein, 1988-1990).
Y sus tres últimos proyectos cinematográficos antes de perderle demasiado pronto a causa del sida, como a Isaac Asimov, estaban relacionados con Stephen King y Tim Burton. El gato infernal (John Harrison, 1990) adapta un cuento de Arthur Conan Doyle, “Lote número 249” (1892), uno de King, “El gato del infierno” (1977), y otro del propio Michael McDowell, “Lover’s Vow” (1986). Si bien el libreto de Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick, 1993) pertenece a Caroline Thompson, el novelista adaptó la historia de Burton. Y el último guion firmado por el sureño fue el de la película Maleficio (Tom Holland, 1996), otro trasvase de una novela de King a la gran pantalla.
Si el autor de obras difíciles de olvidar como El resplandor (1977), It (1986), Misery (1987) o Un saco de huesos (1998) publicó siete libros con el seudónimo de Richard Bachman, su colega Michael McDowell le superó en número: trece con cuatro seudónimos distintos. Como Axel Young, Blood Rubies (1982) y Wicked Stepmother (1983); y como Nathan Aldyne, las cuatro protagonizadas por los detectives Daniel Valentine y Clarisse Lovelace, Vermillion (1980), Cobalt (1982), Slate (1984) y Canary (1986); las seis con Dennis Schuetz. Como Preston Macadam, la trilogía de Michael Sheriff, The Shield (1985). Y como Mike McCray, las cuatro de Black Beret (1984-1987).
Peter Straub, colaborador de Stephen King, consideraba a Michael McDowell “uno de los mejores escritores de horror del mundo”. Y es que a veces se producen conexiones intelectuales entre las personas y, si se trata de artistas, pueden desembocar en proyectos creativos. Es lo que le ocurrió al novelista de Maine con McDowell y, suponemos, a Tabitha King con el mismo. Y al cineasta Tim Burton, que declaró en su momento: “Apenas leí a Michael McDowell, me sentí identificado con su sentido del humor y su naturaleza perversa”. ¿Y no os parece que esas dos características cuadran con el carácter del carismático fantasma burlón que atormenta a los Maitland y a los Dietz y compañía en Beetlejuice?