La blasfemia ha sido parte del cine desde sus comienzos. De hecho, una de las primeras películas de la historia, profundizó en la vida de Jesucristo y no fue del agrado del Vaticano. En 1898, se estrenó La Vie du Christ, una producción de la empresa Gaumont, con la directora francesa Alice Guy a cargo. La cinta, contaba el relato del nacimiento, prédica y muerte de la importante figura religiosa, sin entrar en detalles y más interesada en los detalles sangrientos de su asesinato. Por lo que la película enfureció a los que deseaban que el argumento estuviera más inclinado hacia la santidad de su protagonista o al menos, a proclamar su lado más celestial. Incluso después de convertirse en un clásico religioso temprano, la cinta fue considerada blasfema por un sector católico reaccionario francés.

No sería la primera vez. Las premisas que cuestionan los dogmas religiosos, que cuentan historias retorcidas basadas en la fe y otras tantas versiones sobre el enfrentamiento con la religión, son comunes en el cine. Y aunque buena parte pertenecen al género del terror, también hay un considerable número de películas de otros géneros, que meditan de manera escandalosa en las creencias. No solo cristianas — aunque la mayoría pertenecen a ese ámbito — sino las que se interrogan sobre la validez de creer a través de docenas de figuras distintas. Todas escandalosas y en el límite de lo directamente ofensivo. 

Te dejamos diez películas blasfemas que puedes ver durante Semana Santa y que te harán reflexionar acerca de tu posición y espiritual. De la historia de una concepción milagrosa que no terminó bien, hasta el enfrentamiento entre Hollywood y una secta misteriosa. La selección es un recorrido a través de diversas premisas que pueden mostrar puntos de vista grotescos, desagradables y duros sobre la fe. El punto que las une a todas y las convierte en rarezas del cine. 

Agnes de Dios

Antes de Immaculate, estuvo Agnes de Dios y tocando prácticamente el mismo tema. A saber: una concepción milagrosa que termina en tragedia. Solo que mientras la película de Sydney Sweeney lo hace desde el terror, la versión del director Norman Jewison lo hace a partir del realismo. Cuando la novicia titular (Meg Tilly) queda embarazada sin que haya una explicación de cómo pudo ocurrir, el convento en que se encuentra sucumbirá al pánico.

Todo se volverá peor, cuando el bebé termine muerto y una investigación ponga en tela de juicio no solo la posibilidad de un improbable milagro. También, la inocencia de Sor Agnes y todos los rodean. Las preguntas sobre quién era el padre del bebé y si pudo ser el que lo asesinó, se volverá más incómodas a medida que sea evidente el convento oculta información. Para su ambiguo y crudo final, Agnes de Dios, dejará claro que, en realidad, nadie tenía las manos limpias de sangre al inclinarse frente al altar. 

Saló, o los 120 días de Sodoma

En 1976, el director Pier Paolo Pasolini — ateo y comunista — decidió que era buen momento para adaptar la polémica del Marqués de Sade. Solo en lugar de concentrarse en las tropelías eróticas de la multitud de personajes de la novela, lo haría también en un ángulo peligroso. Que no es otro, que convertir al grupo de hombres retorcidos en prelados de la Iglesia Católica Italiana, con el poder de torturar y violar a un grupo de jóvenes.

La osadía le costó caro a Pasolini, que terminó por señalado enemigo de la institución y al cual se amenazó con la excomunión. Irredimible, el realizador dejó claro que la perturbadora película — que incluye brutales y gráficas escenas de violencia sexual — era su opinión sobre el conservadurismo y el catolicismo. Considerada tanto una obra de arte como una colección de escenas aterradoras, Saló, o los 120 días de Sodoma, es una de las cintas más blasfemas jamás filmadas. 

La vida de Brian

Los ‎Monty Python se han burlado de todo tema posible en el cine y no iba a ser distinto con la religión. En 1979, La vida de Brian relató una versión transgresora, humorística y estrafalaria sobre la vida de Cristo. O mejor dicho, de un hombre que nació en la misma fecha que la importante figura histórica y que terminó por ser considerado profeta. Lo que provoca en la cinta una serie de situaciones hilarantes que no solamente se burlan de Jesucristo, sino de su época y una larga lista de personajes bíblicos.

Y aunque la intención del director Terry Jones no era escandalizar — no exclusivamente eso — terminó por ganarse el reproche de grupos cristianos y todo tipo de críticas. Por supuesto, el incorregible grupo de comediantes no se lo tomó muy a pecho y todos, continuaron insistiendo a lo largo de los años que la cinta es un homenaje cariñoso a los católicos. Al menos desde su extraño punto de vista. 

La última tentación de Cristo

En 1955, el escritor griego Nikos Kazantzakis enfureció a la muy ortodoxa Grecia con esta exploración de Jesucristo a partir de su lado más humano. El libro, que incluía escenas de sexo y la posibilidad que la figura religiosa repudiara su destino, enfureció a buena parte de los lectores. Por lo que su adaptación en 1988, tenía ya un terreno complicado por el cual avanzar. 

Pero el director Martin Scorsese — un acérrimo católico y que suele explorar la culpa religiosa en las películas — hizo todo peor. Con un jovencísimo Willem Dafoe interpretando a Jesús y Barbara Hershey como María Magdalena, la película desconcertó. No solo por mostrar escenas de intimidad entre ambos personajes, sino por una controversial secuencia, en la que Jesucristo imaginando su vida sin pasar por su atroz muerte. Aunque Scorsese diría después que fue un homenaje cariñoso a su religión, lo cierto fue que enfureció a los espectadores y convirtió a la cinta en un tabú por años. 

El código Da Vinci

El libro superventas de Dan Brown hizo lo que parecía imposible. Disgustar a historiadores, curadores de arte y católicos a la vez, por una premisa que parecía burlarse de todos. La historia de cómo Robert Langdon — un desabrido Tom Hanks — descubre que el mítico Priorato de Sión no solo es real, sino que también protege a la descendencia de Jesús, causó furor. Ya lo había hecho la novela, que llena de errores de interpretación y exageraciones, contaba la misma historia. 

Pero, como era de esperar, la película llevaba todo más allá. Sobre todo, por tomar la acusación que la ficción hacía al Opus Dei de ser una secta violenta y volverla el centro de conflicto. Mientras los personajes iban de un lado para otros, recitándose en voz alta datos inútiles, El código Da Vinci era más interesante, por lo que sugería. Un complot a gran escala que convertía al Vaticano en el gran enemigo. Y aunque el argumento se alejaba de la polémica, el disgusto de los altos prelados de la Iglesia no desapareció tan fácil. 

Estigma

Las reliquias y tradiciones católicas, suelen ser parte de algunos de los argumentos más escandalosos del cine. Pero en 1999, el director Rupert Wainwright, tomó lo anterior y lo convirtió en un procedimental incómodo. A mitad de camino entre la búsqueda de respuestas para un fenómeno imposible de definir y una muerte misteriosa, Estigma parecía unir dos escenarios a la vez.

Por un lado, la terrorífica experiencia de Frankie Paige (Patricia Arquette), que comienza a mostrar sobre su piel, los llamados estigmas. Que no otra cosa que las marcas que imitan las heridas de Jesucristo en la cruz, sin que haya una explicación para algo semejante. Por otro lado, la misteriosa muerte de un sacerdote, que llevará Padre Andrew Kiernan (Gabriel Byrne), a intentar descubrir un segundo motivo para los síntomas de Frankie. Estigma despertó la ira de la iglesia al mostrar un hecho que se considera sagrado como parte del ocultamiento de un crimen. 

El exorcista

La reina de todas las películas de terror, también tiene mucho de blasfema. De Reagan (Linda Blair), recitando trozos de la Biblia a gritos mientras se hace daño con un crucifijo, hasta la profanación de una Iglesia. Lo cierto es que la obra de William Peter Blatty llevada al cine por William Friedkin convierte a la fe en un terreno peligroso. 

Mucho más allá de las escenas violentas, el vómito verde y la niña poseída bajando las escaleras de espaldas, hay mucho de reflexión teológica. A la vez, de una exploración acerca de la moralidad, el poder de las creencias y la herida del escepticismo. Un interesante contexto para una película que pudo ser simplemente una provocación efectiva y terminó por ser un cuestionamiento a todo nivel de la fe. 

Camino

En el 2008, la película de Javier Fesser, tomó la historia de la niña en proceso de beatificación Alexia González Barrios y la analizó desde el ángulo del proceso cancerígeno que padecía. Lo que llevó a Camino a convertirse en una crítica velada a ciertas directrices del Opus Dei. En específico, a las decisiones médicas que tomó la familia para preservar su salud. 

Y aunque el director dijo más de una vez que se trata de una versión libre de la historia, tanto los padres como grupos conservadores de extrema derecha, atacaron a la cinta. Al final, Camino, que homenajea a su figura central de forma más humana que a sus rasgos pretendidamente divinos, despertó una incómoda controversia. 

El evangelio según San Mateo

Antes de ganarse el odio católico con Saló, o los 120 días de Sodoma, en 1964 Pier Paolo Pasolini despertó la furia de sus camaradas comunistas. Y lo hizo, al llevar al cine la vida de Jesucristo (interpretado por el español Enrique Irazoqui) de la manera más fiel y creyente posible. Lo que el partido de izquierda italiana, consideró una traición. Mucho más, cuando la cinta finalizaba, dejando claro que la obra estaba dedicada al fallecido papa Juan XXIII.

Obra meditada, profunda y artísticamente elocuente, El evangelio según San Mateo causó sensación entre la feligresía. Recibió tres nominaciones al Oscar y obtuvo un trofeo extraordinario en Venecia. Eso, mientras los revolucionarios de izquierda reclamaban a Pasolini brindar “solidez ideológica” a la religión. 

The Master: todo hombre necesita un guía

JOAQUIN PHOENIX and PHILIP SEYMOUR HOFFMAN star in THE MASTER

En 2012, el director Paul Thomas Anderson dirigió esta aparente épica de un hombre que crea una religión. Pero lo que comienza como un argumento enaltecedor, termina por tener todo tipo de rasgos oscuros, cuando la nueva organización religiosa se vuelve popular entre millonarios e influyentes.

¿Te suena familiar? Tienes razón: se trata de una versión crítica sobre la fundación de la Cienciología. Mucho más cuando el personaje central — interpretado por un enorme Philip Seymour Hoffman — tiene más rasgos maliciosos que beatíficos. El resultado que crítica las sectas, el uso de la religión como negocio y otros tantos temas. Un mensaje que enfureció a la influyente secta en más de una manera.